domingo, 7 de julio de 2013

Hubiese

Hoy nos vimos, hablamos, nos reímos; pero hubiese preferido que no sucediera. 
Tocaste el timbre y se me paró el corazón como nunca antes. Gritó, quería salir y decir algo; lo callé. 
Fui, te abrí la puerta y me arrepentí; vi tu mirada perdida, vi tu mirada vacía. Te saludé, nuestros rostros se rozaron y hubiera querido parar el tiempo allí. 
Entraste y te sentaste en una silla, esa que ocupas siempre. Yo hubiese querido que te quedaras parado con los brazos abiertos y poder sumergirme en el calor de tu cuerpo. Te ofrecí algo de tomar y elegiste un mate, mala elección. Cada vez que te pasaba el mate y nuestros dedos se tocaban un segundo sentía las vibraciones pasar, nos uníamos instantáneamente. 
Te miré a los ojos, estaba decidida a hablar. Pero en mi vocabulario no encontré más que palabras banales. Hablamos por horas, analizamos el mundo y nos reímos de nosotros mismos. Durante la charla me mordí varias veces el labio, creo que te diste cuenta; hubiese querido que me dijeras algo al respecto, tal vez tomaba coraje para expresarme. Pero miraba tus ojos y no me veía en ellos, tampoco te veía a ti.
Se hizo de noche, pediste que te abriera la puerta. Nos despedimos, supe que era mi última oportunidad; no la aproveché. Cerré la puerta a tu espalda y sentí cómo despacio se rompía algo en mi ser. Me senté en el piso y lloré; hubiese preferido no callar.